Una soleada mañana de invierno recibió a los miles de fieles y peregrinos que desde todas partes del mundo se dieron cita en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien en sus palabras introductorias resaltó la importancia del don del Sacramento de la Penitencia para restituir la comunión con Dios y con el prójimo recordando que el pecado puede causar la muerte del alma.
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